A favor de las niñas – La que Arde https://www.laquearde.org Revista digital Tue, 31 Oct 2017 03:21:47 +0000 en-US hourly 1 https://wordpress.org/?v=4.9 La Escuela para la Libertad de las Mujeres, inicia convocatoria para su 3a generación. https://www.laquearde.org/2016/07/01/escuela-libertad-mujeres-convocatoria/ https://www.laquearde.org/2016/07/01/escuela-libertad-mujeres-convocatoria/#respond Fri, 01 Jul 2016 18:42:22 +0000 https://www.laquearde.org/?p=7063 Tenemos el gusto de comunicarles que La Escuela para la Libertad de las Mujeres: “Yoorusiidi´guendaxilatexti´cagunaa”, inicia el periodo de convocatoria para su 3ra. generación. Se trata de un proyecto feminista ubicado en la ciudad de Oaxaca, México, que combina formación feminista teórica/técnico-manual, junto con expresiones creativas y autodefensa feminista. El período para agendar entrevistas es …

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Tenemos el gusto de comunicarles que La Escuela para la Libertad de las Mujeres: “Yoorusiidi´guendaxilatexti´cagunaa”, inicia el periodo de convocatoria para su 3ra. generación. Se trata de un proyecto feminista ubicado en la ciudad de Oaxaca, México, que combina formación feminista teórica/técnico-manual, junto con expresiones creativas y autodefensa feminista.

  • El período para agendar entrevistas es del 27 de junio al 15 de julio de 2016.
  • El periodo lectivo será del 26 de agosto al 12 de noviembre de 2016.

Los contenidos de la Escuela para la Libertad de las Mujeres en su 3a. generación abarcan:

Formación feminista: revisión de propuestas teóricas que cuestionan al machismo y que ofrecen propuestas para mejorar las condiciones de vida de las mujeres. Sensibilización en torno a los derechos de las mujeres y las diversas orientaciones sexuales, y búsqueda de herramientas para la erradicación de la violencia de género.

Autoconciencia: análisis colectivo de la vida cotidiana que ayuda a desmontar las cargas emocionales que la cultura patriarcal ha impuesto a las mujeres.

Autodefensa: técnicas físicas, psicológicas y de actitud útiles para prevenir y defendernos de los patrones de agresiones más frecuentes contra las mujeres como acoso sexual, violación, violencia doméstica, acoso callejero, etc.

Reparaciones básicas del hogar: aprenderemos a localizar, entender y reparar averías básicas pero cotidianas propias del hogar relacionado con la electricidad, plomería y el gas.

Arte de la desobediencia: propuestas creativas y lúdicas que buscan desenmascarar y desmontar la carga cultural patriarcal, sexista, violenta y discriminatoria instaurada en las canciones, en el idioma y el vocabulario con el que nos expresamos cotidianamente.

Contacto para recibir postulaciones:

Correo electrónico: escuela.libertad.mujeres@gmail.com
Fb: Escuela para la libertad de Las mujeres
Celular (Oaxaca, México): 951 292 3567

Te invitamos a escuchar la canción compuesta por la primera generación de la Escuela así como el video:
Rola: http://www.ivoox.com/mujer-siembra-rebeldia-audios-mp3_rf_10164660_1.html

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#MiPrimerAcoso: Las niñas como protagonistas. Por Corina Martínez https://www.laquearde.org/2016/06/07/miprimeracoso-las-ninas-como-protagonistas-por-corina-martinez/ https://www.laquearde.org/2016/06/07/miprimeracoso-las-ninas-como-protagonistas-por-corina-martinez/#respond Tue, 07 Jun 2016 21:00:10 +0000 https://www.laquearde.org/?p=6385 El mes pasado, a partir de la convocatoria de varias colectivas y organizaciones que llamaron a la movilización nacional contra las violencias machistas bajo el lema #VivasNosQueremos, me di a la tarea de pensar en #MiPrimerAcoso. Inicialmente identifiqué el abuso de un hombre a los 12 años en el transporte colectivo. A pesar de que …

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El mes pasado, a partir de la convocatoria de varias colectivas y organizaciones que llamaron a la movilización nacional contra las violencias machistas bajo el lema #VivasNosQueremos, me di a la tarea de pensar en #MiPrimerAcoso. Inicialmente identifiqué el abuso de un hombre a los 12 años en el transporte colectivo. A pesar de que publiqué mi historia, mi mente se quedó clavada leyendo los testimonios de otras compañeras y recapitulé las diversas experiencias de violencia que he experimentado en mis 31 años de vida. Recordé entonces que, en realidad, mi primer acoso fue a los 8 años, por un hombre cercano, y que no lo dije nunca porque pensé que no me creerían, porque me sentí culpable.

Días después de la marcha, un profesor de Filosofía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) realizó un análisis sobre los tuits con el hashtag #MiPrimerAcoso y encontró que la mayoría de los abusos narrados sucedieron cuando las mujeres teníamos entre 6 y 10 años de edad. En mi caso, mi mamá, papá y hermanos intentaron “cuidar de mi cuerpo” hasta que empecé a experimentar los cambios físicos evidentes de la pubertad. Ahora sé que es necesario estar alertas y cuidar de las niñas desde mucho antes.

Para muestra otro dato:

“Pese a que la violencia sexual contra niñas de 10 años provocó que de 2013 a 2014 se registrarán 394 nacimientos entre estas menores de edad, ni la Secretaría de Gobernación, ni el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), documentan este flagelo y tampoco existen bases de datos sobre los episodios de violencia a los que son sometidas. Hasta ahora sólo se registra la violencia contra la población de 15 años de edad en adelante”. Lourdes Godinez Leal (2016).

Claramente tenemos una deuda con las niñas y con nosotras mismas, es necesario reconocer que somos susceptibles de vivir violencia desde que nacemos y por tanto debemos fortalecer nuestras herramientas y capacidades desde pequeñas, creer y dar la importancia que se merece a cada una de sus palabras. Necesitamos educar bajo el enfoque de habilidades para la vida, dotar de competencias que permitan mantener el autocontrol, aun en condiciones de adversidad: el manejo de estas competencias pueden mejorar la capacidad que tenemos para vivir una vida más sana y feliz.

En aquel momento me preguntaba ¿Por qué los hombres, incluso los que dicen querernos, nos agreden y nos hacen daño? ¡Aún no lo sé! Y creo que la prioridad no está en tratar de entenderlos, la prioridad debe estar en fortalecernos, cuidarnos a nosotras mismas y construir mujeres fuertes para que podamos tomar decisiones asertivas en los momentos precisos.

La niñez es el momento perfecto para enseñar a las niñas a hablar de su sexualidad con seguridad y confianza, a que conozcan su cuerpo y se apropien de él, a que entiendan que nadie debe tocarlo, mirarlo o fotografiarlo si no lo desean o no les gusta, y que pueden negarse a ello independientemente de quién se los pida, es decir, que las figuras que le representen autoridad no deben pasar por alto sus decisiones.

La niñez también es la oportunidad de formar nuevas relaciones, en lugar de aprender a competir entre nosotras. Es la oportunidad para no comprarnos los estereotipos de género, para entender que tenemos capacidad de crear, que debemos sentirnos hermosas sin la validación de nadie, que no necesitamos estar acompañadas para ser felices. Debemos enseñar a las niñas a construir relaciones saludables, equitativas, amorosas y respetuosas.

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Estadísticas omiten casos de violencia sexual contra las niñas. Lourdes Godinez Leal, Cimacnoticias 10/05/2016.

Corina Martínez. Oficial de Fortalecimiento de liderazgos en Balance A.C. Arde por desarrollar acciones de defensa, promoción y acceso de los derechos sexuales y derechos reproductivos de las y los jóvenes y mujeres desde hace 15 años. En 2011 recibió un reconocimiento de la World Association for Sexual Heatlh (WAS) por su labor en el campo de la Salud Sexual de las y los jóvenes. Disfruta mucho andar en bici y comer nieve de tamarindo.

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Por 20 pesos, niñas oaxaqueñas trabajan 12 horas en el campo https://www.laquearde.org/2016/05/20/por-20-pesos-ninas-oaxaquenas-trabajan-12-horas-en-el-campo/ https://www.laquearde.org/2016/05/20/por-20-pesos-ninas-oaxaquenas-trabajan-12-horas-en-el-campo/#respond Fri, 20 May 2016 21:53:10 +0000 https://www.laquearde.org/?p=6327 Por: Citlalli López Velázquez, corresponsal Cimacnoticias | Santa María Yacochi, Oax.- 16/05/2016 El montoncito de leña quedó anudado al mecapal. Nereida lo sujeta con fuerza haciendo dos lazadas para evitar que la madera resbale. Ella tiene sólo 11 años de edad y la fuerza de una hormiga que carga sobre sus hombros el peso de …

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Por: Citlalli López Velázquez, corresponsal
Cimacnoticias | Santa María Yacochi, Oax.- 16/05/2016

El montoncito de leña quedó anudado al mecapal. Nereida lo sujeta con fuerza haciendo dos lazadas para evitar que la madera resbale. Ella tiene sólo 11 años de edad y la fuerza de una hormiga que carga sobre sus hombros el peso de la pobreza.

Nereida y su prima Brenda, de ocho años, nacieron entre la serranía mixe en donde las nubes se funden con la tierra siempre productiva. Fueron arrulladas con el aliento del cerro del Zempoaltépetl en la casa empotrada en la ladera.

Ambas integran el 6.8 por ciento de las niñas que realizan alguna actividad económica y del 58.2 por ciento que cubren una triple jornada, ya que combinan el trabajo con la realización de quehaceres domésticos y además estudian, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

La jornada inició antes de que despertara el sol. A esa hora junto a su abuela Helena, Brenda y Nereida preparaban el desayuno. En la cocina revolotea el olor a tamal de papa y atole de maíz. A humo, a leña seca, adobe frío y carrizo. La braza brincotea de un lado a otro. Sube y baja rodeando la tiznada olla de frijol. El hervor apacigua el fresco que se desliza en forma de nubosidad.

No es día de escuela, es día de trabajo en el campo donde la lección de vida las espera. La madre de Nereida viajó a Tamazulapan a recibir el dinero que de vez en cuando envía su esposo que emigró a Estados Unidos. La de Brenda vive en la capital oaxaqueña desde hace un año. Esporádicamente la visita, pero frecuentemente le envía dinero para la manutención. El padre un día abandonó su responsabilidad y desapareció. “Dicen que ya tiene otra familia”, expresa ella con rasgo de resignación.

La abuela Helena, Brenda y Nereida caminan colina abajo en donde crece salpicada la milpa y el frijol, la calabacita y el chayote, la papa y el nabo. Las tierras no son suyas, las niñas y su abuela fueron contratadas. Ellas por 20 pesos el día, la mujer por 100 pesos.

En ocasiones la paga es 20 pesos más alta, pero esta vez quien contrata es otra mujer de edad avanzada que le dedica el poco dinero que tiene a la cosecha anual que representa alimento seguro durante un año.

Helena toma el “garabato” para remover la tierra. Sus manos diminutas rodean con fuerza el bastón de madera que al frente lleva un pico plano y metálico. Lo echa al hombro. Sus pasos de zapatos gastados se internan entre el verde que tiñe la ladera baja. Sobre su cabeza un rebozo dobladito la cubre del sol que a esa hora baña riguroso el paisaje.

“Aquí así vivimos, tenemos lo que necesitamos. Sí, a veces no hay dinero pero teniendo el campo la comida no falta”, expresa la mujer. Su piel está tejida con finas arrugas, el cabello cubierto con un amarillo pálido y grisáceo que se entrelaza hacia atrás. Los años y el peso del trabajo la fueron desvaneciendo. Su menudez se acentúa con el suéter que bailotea en cada zanjada a la tierra.

Con el “garabato” da pequeños golpecitos entre la milpa para liberar las raíces y que éstas puedan crecer con holgura. Mientras tanto, Brenda y Nereida recolectan leña suelta. La apilan en montoncitos hasta lograr dos cargas.

Nereida viste una blusa tejida a rayas blancas y beige que contrasta con su piel morena y el cabello largo y negro brillante. En sus pies, unos tenis de paso en paso van inhalando aire por los orificios del desgaste. El pantalón de mezclilla es dos tallas mayor a su cintura. La niña no refleja la talla de la edad que tiene.

Brenda tiene ocho años y estatura de una niña de seis. Esa mañana amaneció rubicunda por la gripe. A pesar del calor del mediodía va cubierta de pies a cabeza. No se siente del todo bien y lo expresa con su silencio.

Las dos cargas están listas. Es el octavo viaje desde la parte alta de la ladera hacia la casa en donde desmontan. Se colocan la leña a la espalda y bajan ágilmente sin resbalar. “No hay dinero por eso trabajamos, el dinero que ganamos con la leña es para el gasto de la casa”, dice Nereida.

La jornada no termina, quizá tomen un descanso, pero la actividad se prolonga hasta las seis de la tarde cuando el sol va dejando de alumbrar.

TRABAJO INFANTIL

Desde el punto de vista del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), el trabajo infantil constituye una violación a los derechos de la niñez porque “es un obstáculo para el desarrollo social y económico, ya que socava las competencias de su futura fuerza laboral y favorece la transmisión intergeneracional de la pobreza, al tiempo que perpetúa las desigualdades existentes”.

Lo anterior no es atribuible a las familias, sino a la falta de fuentes de empleo para garantizar el acceso a todos los Derechos Humanos de manera integral.

Datos del Módulo de Trabajo Infantil (MTI) 2015 de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) muestran que hay 2.5 millones de niñas, niños y adolescentes de 5 a 17 años de edad que realizan alguna actividad económica, de los cuales el 32 por ciento son mujeres y 68 por ciento son hombres.

Del total de población femenina infantil y adolescente, 6.8 por ciento realizan alguna actividad económica, de ellas más de la mitad (58.2 por ciento) cubren una triple jornada, ya que combinan el trabajo con la realización de quehaceres domésticos y además estudian, mientras que 31.7 por ciento trabaja y realiza tareas en el hogar, pero no va a la escuela.

En cuanto a los trabajos que realizan, la mayor proporción (32.1 por ciento) son comerciantes o empleadas de comercios establecidos; 16 por ciento son trabajadoras o ayudantes, industriales o artesanales; una de cada 10 trabaja en servicios domésticos y un porcentaje cercano aunque menor (8.5 por ciento) corresponde a vendedoras ambulantes. La encuesta del Inegi no contempla el trabajo de las niñas en el campo.

Nota originalmente publicada en: http://www.cimacnoticias.com.mx/node/72698

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Veracruz: un criminal en guerra contra las mujeres https://www.laquearde.org/2016/01/25/veracruz-un-criminal-en-guerra-contra-las-mujeres/ https://www.laquearde.org/2016/01/25/veracruz-un-criminal-en-guerra-contra-las-mujeres/#respond Mon, 25 Jan 2016 23:22:14 +0000 https://www.laquearde.org/?p=4851 El estado de Veracruz tiene, como resultado de su gestión, el primer lugar en feminicidios y asesinatos a periodistas; las denuncias por mujeres desaparecidas en este estado se incrementaron en más de 5 mil por ciento durante su administración; impidió y sigue impidiendo que se implemente la alerta de género frente a los crecientes asesinatos …

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El estado de Veracruz tiene, como resultado de su gestión, el primer lugar en feminicidios y asesinatos a periodistas; las denuncias por mujeres desaparecidas en este estado se incrementaron en más de 5 mil por ciento durante su administración; impidió y sigue impidiendo que se implemente la alerta de género frente a los crecientes asesinatos de mujeres en este estado. Sobre él pesan directamente múltiples acusaciones de asesinato, fraude y despojo. Este criminal, de nombre Javier Duarte, es gobernador del estado de Veracruz y el 21 de enero presentó una inciativa, aprobada ese mismo día en primera vuelta “fast track” por su Congreso, para criminalizar a las mujeres que decidan interrumpir un embarazo desde el momento de la concepción. Esta política infame atenta directamente contra la vida y los derechos de miles de mujeres, ante lo cual manifestamos nuestra indignación e inconformidad, compartiendo con nuestrxs lectorxs este boletín de prensa, emitido por distintas organizaciones que velan por los derechos humanos de las mujeres en el país, en espera de que no proceda en sus últimas instancias y de contribuir con la organización de la resistencia en caso de que sea aprobada definitivamente. ¡No permitiremos que el crimen organizado que conforma el narcoestado en México siga demoliendo los derechos de las mujeres!

Xalapa, Veracruz 22 de enero de 2016.

BOLETIN DE PRENSA

Reforma al 4to constitucional vulnera los DH de las veracruzanas

  • La reforma al 4to constitucional aprobada en la primera vuelta en el Congreso Veracruzano contraviene los estándares internacionales y constitucionales en materia de Derechos humanos de las mujeres
  • Causales para la Interrupción Legal del Embarazo continúan vigentes; toca al gobierno del Estado garantizar el acceso en los casos de: aborto por violación, malformación del producto, imprudencial y riesgo de muerte de las mujeres.

Frente a la iniciativa presentada este jueves 21 de enero por el gobernador del Estado Javier Duarte de Ochoa, y aprobada sin dictamen por el congreso, misma que modifica el artículo 4to de la constitución de Veracruz y añade el párrafo: “protección de la vida desde la concepción y hasta la muerte natural”, las organizaciones civiles y ciudadanas que trabajamos la defensa y promoción de los derechos humanos de las mujeres veracruzanas, nos pronunciamos en este sentido:

  1. Las organizaciones aquí reunidas trabajamos por la defensa, protección y promoción de los derechos de las mujeres veracruzanas. Trabajamos por todas aquellas que han sido víctimas de la violencia feminicida, que han muerto a causa de un aborto clandestino, y por las mujeres que al estar sujetas a situaciones de discriminación no han tenido la posibilidad ni las condiciones de elegir el momento de su maternidad.
  1. El Congreso de Veracruz debe tomar en cuenta que en 2008 la Suprema Corte de Justicia de la Nación resolvió que la despenalización del aborto en la Ciudad de México es una medida jurídica idónea para salvaguardar los derechos de las mujeres (SCJN Sentencia Acción de Inconstitucionalidad 146/2007 y su acumulada 147/2007) al tener como contraparte la libertad de las mujeres para que decidan respecto de su cuerpo, de su salud física y mental e, incluso, respecto de su vida.
  1. La SCJN ha señalado que la protección de la vida en gestación no es absoluta. Dicha protección tiene que ser compatible con los Derechos Sexuales y Reproductivos de las Mujeres, incluido el derecho a decidir el número y espaciamiento de las hijas e hijos. Este derecho está garantizado en el Art 4 Constitucional como en los tratados internacionales en materia de derechos humanos suscritos por México. En ese sentido la reforma propuesta por el Gobernador Javier Duarte y aprobada por el Congreso del Estado, contraviene los estándares internacionales y constitucionales de los que México es parte, en materia de Derechos Humanos.
  1. Existe una diferencia entre la protección de un bien jurídico como la vida y la protección de los DERECHOS. Los derechos son para las personas ya nacidas, como los Derechos Reproductivos de las Mujeres que ya están garantizados en nuestra constitución. Esta protección no puede ser de manera restrictiva, (las leyes) tienen que ser compatibles con los derechos humanos de las mujeres, no puede poner en riesgo su salud ni su vida.
  1. La iniciativa aprobada en la primera vuelta en el por el congreso del Estado no vela por los Derechos Humanos, Sexuales y Reproductivos, de las Mujeres Veracruzanas. Genera un clima de criminalización y hostigamiento a las mujeres que deciden interrumpir su embarazo y a aquellas que han sido víctimas de violencia sexual.
  1. Las causales de Aborto en Veracruz continúan vigentes. Sin embargo, de ser aprobada, es una clara regresión en materia de Derechos Humanos y abre la puerta a modificaciones a nivel nacional poniendo en riesgo los derechos ganados en esta materia. La reforma ocasionará confusión a prestadores de servicios de salud, particularmente en quienes atienden a las víctimas de violencia sexual de acuerdo a la NOM-046, así como al poder judicial.
  1. Al gobernador Javier Duarte de Ochoa se le instó desde la Corte Interamericana de Derechos Humanos y desde la Secretaría de Gobernación, a actuar para proteger los derechos humanos de las veracruzanas. Al contrario, esta reforma va en detrimento de sus derechos sexuales y reproductivos exponiéndolas a un clima de violencia y castigo.
  1. Los derechos de las mujeres embarazadas se pueden proteger al adoptar medidas legislativas y de política pública que garanticen el acceso y prestación de servicios de salud durante el embarazo, parto y puerperio. El estado de Veracruz está obligado a atender estas demandas de salud.

Exigimos:

  • Al gobernador Javier Duarte de Ochoa y al Congreso del Estado de Veracruz, desechar la reforma al artículo 4to. constitucional, adherirse a los tratados internacionales y constitucionales de los que México forma parte y a trabajar por la promoción, el respeto y garantía de los Derechos Humanos de las Mujeres Veracruzanas.
  • Llamamos a generar un mecanismo para el acceso a las causales vigentes de aborto en el Estado de Veracruz
  • El respeto y garantía del Estado laico como condición imprescindible para el

Ejercicio pleno de los derechos humanos de las mujeres y jóvenes.

  • Que las mujeres veracruzanas puedan elegir de manera libre y voluntaria sobre su maternidad y sus derechos reproductivos. Esa es la forma de proteger la vida.
  • Exhortamos a las alcaldesas y alcaldes a no aprobar la reforma constitucional que atenta contra los Derechos de todas las mujeres veracruzanas.

 

Organizaciones firmantes (por orden alfabético)

Católicas por el Derecho a Decidir A.C.

Católicas por el Derecho a Decidir-Veracruz.

CIDEM A.C.

Colectivo Akelarre A.C.

Colectivo Feminista Xalapa A.C.

Equifonía Colectivo por la Ciudadanía, Autonomía y Libertad de las Mujeres A.C.

Grupo de Información en Reproducción Elegida, GIRE A.C.

Hagamos Algo A.C.

Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir A.C.

Justicia, Derechos Humanos y Género A.C.

Mexfam A.C.

Observatorio de Género y Erradicación de Violencia contra las Mujeres

Red de Investigadoras por la Vida y la Libertad de las Mujeres

Red de Mujeres Feministas Veracruz

Redefine México

Redefine Veracruz

Ruta Equidad A.C.

La que Arde

 

 

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Sacrificios humanos. Por Lina Altieri https://www.laquearde.org/2015/06/10/sacrificios-humanos-por-lina-altieri/ https://www.laquearde.org/2015/06/10/sacrificios-humanos-por-lina-altieri/#comments Wed, 10 Jun 2015 18:55:14 +0000 https://www.laquearde.org/?p=2705 Camila, 5 años Atendida en el consultorio pediátrico de un hospital por escoriaciones vulvares. Su madre dice que debe haberse lastimado en los juegos de la plaza. En la consulta, la niña está distraída y no presta atención a las preguntas del pediatra, hasta que la interroga una enfermera especializada. A ella le refiere: “Mi hermano …

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Camila, 5 años

Atendida en el consultorio pediátrico de un hospital por escoriaciones vulvares. Su madre dice que debe haberse lastimado en los juegos de la plaza. En la consulta, la niña está distraída y no presta atención a las preguntas del pediatra, hasta que la interroga una enfermera especializada. A ella le refiere: “Mi hermano juega conmigo a encontrar una llave que se le perdió. El hermano, ¿cuántos años tiene? “No sé, es el que está casado”.

Celeste, 7 años

Presenta ansiedad constante y escasa atención en clase, con bajo rendimiento. No simpatiza con ningún adulto, juega compulsivamente con sus amiguitas, aún obligándolas. No tolera ningún tipo de limitaciones y maneja muy pobremente la comunicación verbal. La madre registra la situación y dialoga con ella. Al principio no cuenta nada; ante la insistencia materna, relata de manera entrecortada y con mucho esfuerzo que uno de sus tíos la obliga a masturbarlo.

Manuela, 4 años

En el jardín maternal su maestra registra enuresis secundaria (1), elevada ansiedad, máximo interés por ver a sus compañeros varones en el baño y reiterados intentos de quitarles la ropa. Ante la determinación de la docente por conocer las posibles razones de esta conducta, y luego de la intervención del psicólogo institucional, la madre admite que su esposo es “muy cariñoso con ella… quizás demasiado… la baña él solo, le revisa el cuerpo todos los días, la lleva a la cama matrimonial para dormirla, desnudita… se encierra con ella para contarle cuentos… eso, ¿está mal?

Para Lina

Ejemplos similares a éstos formarían una larga lista. En cada hospital del Gran Buenos Aires se atienden decenas de casos por mes; no se conocen estadísticas de establecimientos privados. Sin embargo, la mayoría de los casos no llegan a ser atendidos porque no son detectados, o se los registra en la familia pero no se da a conocer la situación, o aún, se la considera normal. Estas situaciones ignoradas corresponden sobre todo a niñas no escolarizadas.

Muchas veces la familia no ve las señales, las niega, las minimiza, las lee mal o las ve pero no indaga, no habla con las víctimas. De eso no se habla. Y cuando se habla no se quiere saber demasiado: ni cómo pasó, ni durante cuanto tiempo, ni quién cometió el abuso. Si los síntomas son muy evidentes, por lo general se busca un culpable fuera de la familia, lo más lejano y desconocido posible, y si es alguien fácil de estigmatizar por factores sociales, culturales, étnicos, mejor.

Si es la propia víctima quien, venciendo el miedo, refiere la situación e identifica al abusador como alguien de la familia o muy cercano, se le cree a medias, restándole importancia a los hechos, o no se le cree, con lo que se la deja en total desamparo y además se la vuelve a victimizar mediante la sospecha.

Hasta aquí me he referido a algunos ejemplos de ASI – Abuso Sexual Infantil en niñas prepúberes. Un párrafo aparte merecen los casos en que el abuso se concreta en niñas algo mayores, con el resultado de un embarazo.

Hace pocos días fue noticia una niña paraguaya de 10 años violada y embarazada por su padrastro. Escribo “fue” noticia porque ya nadie, salvo las organizaciones especializadas, habla de ello.

Éste, y en menor medida los casos antes enumerados, son una forma de infanticidio. Digo en alguna medida porque aquellas niñas tuvieron acceso al hospital o a la escuela relativamente a tiempo, pero muy relativamente, porque en todos los casos siguieron viviendo con el perpetrador del abuso, aunque con algo de control de las instituciones involucradas.

En los casos en que se produce un embarazo, la salida es siempre altamente traumática para la víctima. Aun lo es en la mejor de las situaciones, cuando se puede interrumpir el embarazo, porque esta circunstancia no deja de ser una compleja e intrincada red nefasta para la víctima: estafada por alguien de su confianza, corrompida, forzada, lastimada física y mentalmente, muchas veces opta por no decir nada porque sabe que no le van a creer, y recién cuando el embarazo se hace evidente logra que alguien le preste atención. Si aborta, a menudo vuelve a ser violada por el mismo hombre, consciente de que si una vez se pudo borrar la consecuencia física de su crimen, puede volver a cometerlo impunemente.

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Se ven en los hospitales jóvenes veinteañeras arruinadas, con la inocencia, la juventud, la frescura robadas por siniestros personajes que deambulan muy tranquilos por la vida y que conservan su lugar en la familia: padres, padrastros, hermanos, tíos, cuñados. Chicas que acuden en general por dolencias ginecológicas, producto de abortos a repetición, y de la actividad sexual, con su abusador y/o con otros hombres, sin ningún cuidado, sometidas como objetos inertes a los que ellas consideran como sus dueños.

En los casos en que los embarazos de niñas y adolescentes siguen su curso y nace la/el bebé, la suerte no es mejor. Por la misma falta de protección y cuidado que las precipitó en esa situación trágica, las niñas ignoran todo respecto de la/el misma/o, dado que casi nunca logran sentirla/o como hija/o. No puede ser de otra manera. No se puede pretender que una niña de 10 años se haga responsable de una hija/o. Lo que sucede entonces, en la mayoría de los casos, es que este fruto de la violencia más ominosa, si tiene buena salud, termine siendo hija/o de nadie; lo cuida un poco la madre, otro poco la abuela, la tía, la vecina… Y si tiene mala salud, será hija/o de un hospital, de un asilo o de la calle.

A esta altura, cabe preguntarse la razón del título de este texto. El sacrificio es, grosso modo, una ofrenda hecha a los dioses o entidades superiores, pero también algo a lo que uno se somete con rechazo y repugnancia.

No hay duda que de la segunda acepción del término corresponde a los casos citados y a todos los abusos de hombres adultos hacia niñas. Pero, ¿y el primer significado? ¿La ofrenda?

La ofrenda se ve con claridad cuando el violador es un miembro de la familia, un miembro importante por alguna razón: porque es el padre o su sustituto, porque mantiene el hogar, porque es el hermano privilegiado que estudia, porque es un hombre relevante de alguna manera en la comunidad.

Entonces, en aras de la cohesión familiar, o de la economía de la casa, o del lugar de la familia en el grupo social, o de cualquier otra razón similar, se “sacrifica” a la pequeña niña, a escondidas, en silencio, sin hablar del tema, sin creerle cuando se queja de la violencia sufrida. Ocasionalmente, se comenta “ella se lo buscó”, argumento por completo perverso.

Ahora bien: por qué estos hombres hacen esto?

¿Son sujetos hipersexuados? Nunca, o casi nunca. ¿Carecen de otra forma de darle curso a su pulsión sexual? No, la mayoría de las veces tienen mujer, novia, amante. ¿Son enfermos? Sí, peligrosamente enfermos. Peligrosos para sí y para terceros, como exige el código penal para quitarles la libertad, ya sea internándolos o encarcelándolos.

Peligrosos porque en el fondo de su conducta aberrante no hay un deseo de sexo, sino de destrucción. Así lo considera la psiquiatría francesa actual que se dedica a las violaciones.

Tomar el cuerpo de otra persona y usarlo para propia satisfacción sin su consentimiento ya es violencia, pura pulsión de dominio, de poder. Cuanta mayor sea la inferioridad de la víctima, por edad, condición, salud, estado de dependencia, etc., mayor es la violencia que se ejerce por parte del adulto hombre, y la violencia siempre es destrucción.

Destrucción de las membranas corporales, de la integridad sexual, de la identidad, de la autoimagen, de la infancia, de la pubertad, de la adolescencia… Esta ruptura, una vez producida, no puede de ninguna manera ser reparada, y, en el mejor de los casos, puede ser elaborada, cicatrizada. El mejor de los casos no es el más frecuente.

En Argentina hay una asociación que trabaja sobre este tema muy a pulmón, sin casi nada de ayuda oficial, AVIVI – Ayuda a Víctimas de Violación. Muchos de los conceptos plasmados en este texto coinciden con su visión de esta tragedia cotidiana.

 

 

(1) El manual DSM-IV define este trastorno como la emisión repetida de orina en la cama o en los vestidos (sea voluntaria o intencionada) a una edad mayor de la normal. Se debe manifestar al menos dos veces por semana durante tres meses consecutivos. En el caso de la enuresis secundaria, el fenómeno no se había presentado por lo menos durante seis meses antes. Fuente: https://scp.com.co/precop/precop_files/modulo_4_vin_1/precop_ano4_mod1_enuresis.pdf

Imagen de portada: http://1mujerdescalza.escribirte.com.ar
Imagen interna: Eduardo Islas

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La escuela y el derecho a la no maternidad. Por Florencia Lafforgue https://www.laquearde.org/2015/06/09/la-escuela-y-el-derecho-a-la-no-maternidad-por-florencia-lafforgue/ https://www.laquearde.org/2015/06/09/la-escuela-y-el-derecho-a-la-no-maternidad-por-florencia-lafforgue/#respond Wed, 10 Jun 2015 00:59:50 +0000 https://www.laquearde.org/?p=2928 Desde 2006 existe en Argentina el Programa Nacional de Educación Sexual Integral[1], que establece la obligatoriedad de la enseñanza de la Educación Sexual Integral en todo el país. La inclusión de la perspectiva de género constituye un avance importante en materia de derechos e igualdad entre hombres y mujeres, dado que contribuye al empoderamiento de éstas. …

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Desde 2006 existe en Argentina el Programa Nacional de Educación Sexual Integral[1], que establece la obligatoriedad de la enseñanza de la Educación Sexual Integral en todo el país. La inclusión de la perspectiva de género constituye un avance importante en materia de derechos e igualdad entre hombres y mujeres, dado que contribuye al empoderamiento de éstas. La educación sexual es, además, una reivindicación histórica del movimiento de mujeres y del feminismo. En este artículo se realiza una revisión crítica de los materiales elaborados por el Ministerio, a fin de analizar qué espacio se le dedica a la maternidad/no maternidad. Nos preguntamos en qué medida la educación sexual, así planteada, contribuye a perpetuar la estigmatización, la criminalización social y el silencio que rodea a los abortos[2]. ¿Qué alcances y limitaciones tiene la ESI, cuando de interrupciones voluntarias de embarazo se trata? ¿Qué discursos circulan sobre el tema? ¿Qué nos dicen esos discursos acerca de las mujeres, la maternidad, los proyectos posibles, el cuerpo, el derecho a elegir? ¿Cómo pensar una ESI que realmente contribuya al empoderamiento y la autonomía de niñas y adolescentes, fortaleciéndolas en la capacidad de decidir sobre sus cuerpos? Este trabajo establece además algunas sugerencias para abordar el tema en las aulas, esperando de esta manera contribuir al debate y la implementación de la ESI en nuestras escuelas. Constituye una primera aproximación a un tema que nos interpela, como docentes y feministas: el derecho de las niñas y adolescentes (de las mujeres) a decidir sobre sus cuerpos.

[1] En adelante, ESI. [2] En Argentina, el aborto es ilegal salvo en caso de violaciones, o cuando corre peligro la salud o la vida de la mujer. Esta ilegalidad tiene consecuencias fatales: según datos oficiales, en el año 2013 murieron 50 mujeres por abortos realizados en condiciones inseguras.

Hablando de educación sexual integral en la escuela

A partir de la Ley 26.150/2008, que crea el Programa Nacional de Educación Sexual Integral, se impulsa la enseñanza de la ESI en todos los establecimientos educativos del país, de todos los niveles y modalidades. Hablar de ESI implica pensar en articular “aspectos biológicos, psicológicos, sociales, afectivos y éticos”. Esta visión constituye un avance respecto a otros enfoques, hegemónicos hasta el momento, sobre educación sexual. Los modelos biologicistas, biomédicos y/o moralizantes, parcializan y reducen la sexualidad y tienden a reforzar las relaciones de poder hegemónicas (Morgade, 2006).

El Estado entonces deberá garantizar el derecho fundamental de niñas, niños y adolescentes a recibir ESI en sus lugares de estudio y, además, ésta deberá incluir aspectos como la transmisión de conocimientos, pero también “procurar igualdad de trato y oportunidades para varones y mujeres”. En el año 2010, se establecieron los lineamientos curriculares de la ley. Asimismo, el Ministerio, a través del Programa, fue elaborando diversos materiales y realizado capacitaciones para facilitar su implementación.

Un recorrido por los lineamientos curriculares y los materiales sobre ESI

En los contenidos que figuran en los lineamientos curriculares, así como en los diferentes materiales elaborados por el Programa de ESI, hay ausencia de temas que creemos de importancia fundamental que han sido históricamente vedados en los debates públicos y que recién en los últimos años se han instalado en los medios, en el debate político, sin perder el carácter de “tabú”. Uno de estos temas es el aborto.

Hemos encontrado una única referencia explícita al tema del aborto en los contenidos para la escuela secundaria: en el Ciclo Básico, en la enumeración de los contenidos de Ciencias Naturales/Educación para la Salud (Ministerio de Educación de la Nación, 2008: 36) y está formulada como sigue:

“El conocimiento de las situaciones de riesgo o de violencia vinculadas con la sexualidad: distintas miradas sobre la problemática del aborto (como problema ético, de salud pública, moral, social, cultural y jurídico etc.), las enfermedades de transmisión sexual, el acoso sexual, el abuso y la violencia sexual, el maltrato, la explotación sexual y trata.”

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Resulta interesante la inclusión de la temática como una “situación de riesgo o de violencia” y nos obliga a preguntarnos. ¿Cuál es exactamente el riesgo o la violencia en la que se está pensando? ¿El riesgo (casi inexistente) que se corre al practicarse un aborto en condiciones sanitarias óptimas o el riesgo de vida que se corre cuando se lo practica en la clandestinidad y sin recursos económicos? ¿Cuál es la “violencia”? ¿el hecho de que el aborto sea ilegal? ¿la clandestinidad? ¿las mujeres que mueren por abortos practicados en condiciones ilegales? ¿el hecho del aborto en sí? ¿Es posible comparar el aborto, realizado en condiciones sanitarias seguras, con la trata, el abuso, la violencia sexual? ¿Por qué? ¿Y en condiciones inseguras? La pregunta sería: ¿puede definirse a la clandestinidad del aborto como una de las múltiples violencias que sufrimos las mujeres? Nosotras, en definitiva, enmarcamos la problemática en esa situación.

Los materiales que sacó el Ministerio para trabajar la ESI abordan diferentes aspectos de la sexualidad: embarazos y adolescencias, infecciones de transmisión sexual: VIH-SIDA, violencia y maltrato, vulneración de derechos y abuso sexual en la adolescencia (Ministerio de Educación de la Nación, 2010). En ninguno de estos temas aparece siquiera insinuada la posibilidad de hablar de aborto. El segundo cuaderno “Contenidos y Propuestas para el aula” aborda temáticas más “complejas” y menos abordadas desde la educación sexual que suelen brindar las escuelas: vínculos violentos en parejas adolescentes, discriminación y diversidad sexual, y trata de personas. El aborto sigue estando ausente.

Consideramos que incluir los materiales y actividades con perspectiva de género representa un avance; sin embargo, el derecho de las mujeres a decidir sobre nuestros cuerpos, punto clave en cualquier análisis crítico que se haga sobre la dominación masculina y el patriarcado, continúa siendo omitido. ¿Qué implicaciones tiene hablar de “embarazos y adolescencias” y no incluir el aborto como opción válida?

Mi cuerpo, mi territorio: el derecho de las mujeres a decidir sobre nuestros cuerpos

“En efecto, desde la infancia se le repite a la mujer que está hecha para engendrar y se le canta el esplendor de la maternidad; (…) todo es justificado por ese maravilloso privilegio que ostenta de traer hijos al mundo” (Simone de Beauvoir, 1949: 473)

En nuestra sociedad, a pesar de múltiples y significativos campos donde la mujer ha avanzado en materia de igualdad y derechos, continúa el implícito, a veces explícito mujer =madre. Marcela Lagarde analiza cómo se espera que la sexualidad de las mujeres continúe siendo sexualidad para otros: sea para su placer, sea para la reproducción. (Lagarde, 1990). La expropiación de la capacidad de las mujeres de disponer libremente de sus cuerpos constituye una de las estrategias más poderosas del patriarcado. La decisión de una mujer de interrumpir un embarazo, la determinación de no ser madre, cuestiona las representaciones sobre la mujer, en quien se naturaliza la función de la maternidad, excluyendo en esa naturalización a la mujer como sujeto que desea activamente ser madre. La decisión de la mujer de abortar visibiliza esta situación y el posicionamiento activo de la mujer, desnaturalizando el mandato. A su vez, visibiliza la separación que existe, en la práctica y la cotidianeidad de las mujeres, entre reproducción y sexualidad. La prohibición de realizarse un aborto, la ilegalidad encierran el presupuesto de que la mujer es objeto, ya no sujeto; medio para un fin: la maternidad (Chaneton y Vacarezza, 2011).

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Algunos ejes para pensar el tema del aborto en el marco de la ESI

En el marco de la investigación-acción, nuestra propuesta tiene que ver con sugerir líneas posibles de abordaje de esta temática.

Puede pensarse que, aún con el debate público instalado hace tiempo, el aborto sigue pensándose fuertemente vinculado al ámbito de lo “privado”, lo “personal”, desatendiéndose a su costado profundamente político. El aborto condensa, como bien han analizado numerosas autoras (Martha Rosenberg, Alicia Gutierrez), la oposición a los mandatos del patriarcado, subvierte la asociación “sexualidad/reproducción”, vinculando la sexualidad de las mujeres al placer, entre otras cosas. Si hablar de sexualidad sigue siendo difícil en la escuela, mucho más lo es hablar del placer y el derecho de las mujeres.

Desde nuestro enfoque, respetando el marco de la ESI, el aborto es un tema que podría y debería estar presente. Algunas pistas y líneas para pensar estas intervenciones:

-Desde la perspectiva de la educación y promoción para la salud, se podría brindar información científica sobre cómo proceder en caso de embarazos que no se desea continuar, cuáles son los riesgos de realizarse abortos en condiciones inseguras, derivar a los centros de salud correspondientes, enmarcando este acompañamiento en la protección de los derechos de niños, niñas y adolescentes.

-Desde la perspectiva de género, es imperioso desnaturalizar las relaciones de género, entendiéndolas siempre como relaciones de poder, que atraviesan los cuerpos, las sexualidades y las decisiones reproductivas y no reproductivas. Reflexionar sobre el mandato de la maternidad para las mujeres, y sobre cómo asumen los hombres la paternidad.

– Desde la perspectiva de derechos, podemos trabajar en el conocimiento de los derechos sexuales y reproductivos en general, pero, puntualmente, centrarnos en el caso del aborto. La situación legal actual del país, muchas veces desconocida por las alumnas, alumnos y docentes; cuándo el aborto es no punible; qué obligaciones tienen los efectores de salud cuando una mujer desea interrumpir un embarazo, entre otros.

Pugnamos por una educación que contribuya a que las adolescentes (las mujeres) puedan pensarse a sí mismas como sujetas, soberanas en sus cuerpos, en sus sexualidades, en sus vidas. Que no se reproduzca la falsa dicotomía que nos presenta el patriarcado, y que opone maternidad/aborto: que ambas se piensen como caras de una misma moneda, donde lo que está en juego es el proyecto de maternidad: no la maternidad sacralizada del patriarcado, pero tampoco el estigma y la culpa para quien la rechaza, sino una maternidad que se elige libre, conscientemente y no es algo que sencillamente “sucede” o único proyecto posible de una mujer. Que las niñas y las adolescentes, las mujeres, puedan pensarse activamente construyendo su propio proyecto de vida, que puede o no incluir a la maternidad.

 

Bibliografía

  • Chaneton, July y Vacarezza, Nayla (2011) La Intemperie y lo Intempestivo. Experiencias del aborto voluntario en el relato de mujeres y varones (Buenos Aires: Marea Editorial)
  • De Beauvoir, Simone 2013 (1949) El Segundo Sexo (Buenos Aires: De Bolsillo).
  • Lagarde, Marcela (1990). Los cautiverios de las mujeres: madresposas, monjas, putas, presas y locas (México: Universidad Nacional Autónoma de México).
  • Ley 26.150/2006 y sus Lineamientos Curriculares de Educación Sexual Integral en el nivel Medio (Buenos Aires: Dirección de Currícula y Enseñanza)
  • Ministerio de Educación de la Nación (2012) Educación Sexual Integral para la Escuela Secundaria II”. Contenidos y propuestas para el aula (Buenos Aires: Programa Nacional Educación Sexual Integral)
  • Morgade, Graciela (2001) Aprender a ser mujer. Aprender a ser varón (Buenos Aires, Novedades Educativas).
  • Morgade, Graciela (2001) Toda educación es sexual (Buenos Aires: La Crujía).
  • Pantelides, Edith Alejandra y Silvia Mario (2009) Estimación del aborto inducido en Argentina, en Notas de Población, N° 87, Santiago de Chile, CEPAL.

Imágenes:

1 y 2) http://nacc4.blogspot.mx/2013/03/prevencio-de-lexplotacio-infantil.html
3) http://www.deportesenel6.com.ar

 

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¿Interés superior de la niñez o discriminación tutelar de la infancia en situación de calle? Por Juan Martín Pérez García https://www.laquearde.org/2015/06/08/interes-superior-de-la-ninez-o-discriminacion-tutelar-de-la-infancia-callejera-por-juan-martin-perez-garcia/ https://www.laquearde.org/2015/06/08/interes-superior-de-la-ninez-o-discriminacion-tutelar-de-la-infancia-callejera-por-juan-martin-perez-garcia/#respond Tue, 09 Jun 2015 03:58:21 +0000 https://www.laquearde.org/?p=2813 Fue precisamente durante la llamada década perdida cuando América Latina y África llenaron sus estadísticas de personas desempleadas, migrantes al mundo urbano y hacia los países del norte; y de forma especialmente notable, las calles se llenaron de niños, niñas y jóvenes que buscaron la sobrevivencia en el espacio público. Entonces el mundo acumuló un …

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Fue precisamente durante la llamada década perdida cuando América Latina y África llenaron sus estadísticas de personas desempleadas, migrantes al mundo urbano y hacia los países del norte; y de forma especialmente notable, las calles se llenaron de niños, niñas y jóvenes que buscaron la sobrevivencia en el espacio público. Entonces el mundo acumuló un nuevo conflicto social, los medios de comunicación se llenaron de imágenes infantiles con rostro sucio y los discursos de gobiernos, organismos internacionales y analistas “descubrieron” al niño de la calle.

Quienes reaccionaron primero ante este nuevo fenómeno social fueron los programas religiosos vinculados a la asistencia social. El mundo universitario llegaría tarde y de forma breve, como en otros grandes acontecimientos. Así que las primeras acciones respondían a la representación social otorgada en consecuencia:

Niño de la calle: ya no tienen contacto con su familia, con los adultos. Estos son los verdaderos niños de la calle. […] El menor que vive en la calle se mezcla cada día con la gran masa de pequeños pobres que buscan su sustento. […] en la calle el menor muy pronto vacilará entre la delincuencia, la droga y la prostitución. […] Los niños no sólo necesitan pan, sobre todo necesitan amor. Si se han ido del hogar, ha sido seguramente porque no había amor.(1)

Esta mirada fue la más extendida en el mundo y desde la cual se construyeron proyectos, modelos educativos y discursos que sustentaron prácticas sociales en las tres últimas décadas. Pero quizá lo más desafiante de la niña y el niño de la calle para el mundo adulto estriba en la ruptura a la imagen idealizada que se ha construido en torno a la niñez, una infancia monolítica y dulzona, donde están muy presentes los sinónimos de inocencia, alegría, ternura, pureza, escuela, juegos, irresponsabilidad, etc.

Así que, en contraposición a aquella noción ideal de niñez, la niña y el niño de la calle ofendían con su autonomía y decisiones propias llegando a expresiones románticas en torno a esta infancia ajena al cuidado parental: “adultos chiquitos, niños sin infancia, ángeles caídos en desgracia, guerreros de cristal, diamantes cagados, niños silvestres, etcétera.” Hijo del cerro/presagio de mala muerte,/niño silvestre/ que acechando la acera viene y va./Niño de nadie/que buscándose la vida,/desluce la avenida/y le da mala fama a la ciudad./Recién nacido/con la inocencia amputada,/que en la manada/redime su pecado de existir./Niño sin niño/ indefenso y asustado,/que aprende a fuerza de palos/como las bestias a sobrevivir. (2)

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Fue así que la niña y el niño de la calle se construyeron fácilmente en la contraposición de la niña y el niño de familia, una falsa antítesis que marcó las intenciones de rehabilitación para obligarlos a ser niñas y niños de acuerdo con la mirada adulta que decide los significados desde las representaciones sociales que tiene interiorizadas. Amor, escuela, institucionalización y domesticación fueron las banderas que izaron las diversas intervenciones en las calles para conquistar a esa “Infancia silvestre”.

Dice Ferran Casas, catedrático de la Universidad de Barcelona: “Entre las propuestas más productivas ha habido la de considerar que el núcleo figurativo de nuestra representación social mayoritaria sobre la infancia se ha construido en torno de la idea de que se trata de la categoría de los ‘aún-no’” (3)(adultos, maduros, racionales, etc.). Es decir, es un grupo etario por el cual se atraviesa rumbo a la juventud, pero que se coloca en oposición al mundo adulto. Por lo que significa un gran esfuerzo reconocer que existen distintas infancias, que la niñez es plural. Diversos en alegrías, tristezas, deseos, oportunidades, exclusiones y sueños.

Lamentablemente esta mirada conservadora, sustentada en la visión de necesidades y asistencialismo como eje de actuación, se ha resistido a reconocer la existencia de los derechos humanos y especialmente el gran cambio que representó que en noviembre de 1989, en el pleno de Naciones Unidas, surgiera la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN) como un parteaguas para superar la noción de la niñez como objetos de protección frente a un enfoque que ubica a niñas y niños como sujetos de derecho. Es decir, esto representa un tránsito necesario entre la visión basada en las necesidades hacia un enfoque de derechos humanos; demanda entender que el objetivo no es la escuela, si no el derecho a la educación diversa, científica y participativa. Es una invitación a aceptar que las niñas y niños-decoración usados en eventos y actos públicos sólo los convierte en una pésima caricatura de la participación, pues ser parte de un proyecto es un proceso que puede llegar hasta la propia organización de niños y niñas, más allá de los temas de agenda asignados por el mundo adulto.

¿El interés superior de la niña y el niño es ajeno al adultocentrismo?

Los principios rectores de la convención incluyen la no discriminación; la adhesión al interés superior del niño; el derecho a la vida, la supervivencia y desarrollo; y el derecho la participación. Estos principios son la base para que todos y cada uno de los derechos se conviertan en realidad. (4) La convención pondera los derechos de niñas y niños por encima de sus culturas, lugar de vida y condición social. Es decir, callejeros (sic), indígenas, escolarizados, trabajadores, en conflicto con la ley, sin cuidado parental, etc. Todas y todos tienen derechos y los Estados están obligados a ser los garantes del pleno ejercicio de los mismos.

Cuando hablamos del interés superior de la niña y el niño es tan general que pareciera una fácil decisión adulta cuando actúa al respecto de los derechos de la infancia. El sociólogo de la infancia Rodríguez Pascual habla del “desafío metodológico que constituye el propósito de pasar de un punto de vista adultocéntrico a otro en el que la voz de niños y niñas sea una pieza fundamental en la comprensión de su experiencia vital y la forma en que éstos se convierten en co-constructores de la realidad social.” (5) Es decir, no porque en algún momento de nuestra vida pasamos por la etapa infantil, consideraremos esta experiencia para tomar buenas decisiones hacia los niños de ahora; esencialmente porque nos construimos adultos en la negación de ser niñez. Así que la mirada adultocéntrica estará jugando mucho en el momento de decir el interés superior de la niña y el niño.

11026210_349220181933214_3299303175287830258_nPor ello es necesario entender que los cuatro principios de la CDN: 1) no discriminación; 2) la adhesión al interés superior de la niña y el niño; 3) el derecho a la vida, la supervivencia y desarrollo, y 4) el derecho a la participación, están entrelazados y sólo desde ellos será posible contar con parámetros para determinar si la decisión que toman los adultos es lo mejor para la infancia.

Regresamos aquí a las reflexiones en torno a la infancia en situación de calle. Y la pregunta es obligada: ¿todo lo que en las últimas décadas se ha decidido al respecto de la infancia en situación de calle fue salvaguardando el interés superior de la niña y el niño?

Es posible adelantar que existió un auténtico deseo de ayuda para con estos niños y niñas, aun con el profundo desconocimiento de las interacciones complejas del fenómeno callejero. Sabemos que son los grandes temas estructurales quienes desencadenaron éste y otros fenómenos sociales; la injusta distribución de la riqueza, el crecimiento de la pobreza urbana, el abandono de la producción agrícola, el desempleo juvenil, la migración, el incremento de consumo de sustancias adictivas, la violencia institucional contra grupos sociales diferentes, etc. Sin embargo, se llegó a un reduccionismo conceptual y metodológico.

Origen de la niña y el niño de la calle. El niño de la calle ha cortado todo contacto con su familia […] debido a varias causas, la más frecuente de ellas siendo la disolución del núcleo familiar […] Esta es la primera causa y el caso más corriente. (6)

La conceptualización en torno a niñas y niños en situación de calle generalmente no reconoce la violación a sus derechos humanos, ignora los factores estructurales e individualiza el fenómeno social a familias pobres e irresponsables. Esta criminalización de la pobreza es tan extendida que las familias víctimas de la exclusión social vuelven a ser revictimizadas por las instituciones con el estigma de ser malos padres y madres de familia.

Preguntemos nuevamente. Las acciones que se ofrecen para niños y niñas en situación de calle ¿están ajenas a la discriminación?, ¿consideran el derecho a la vida, la supervivencia y desarrollo?, ¿incorporan la opinión y participación de la niñez? Lamentablemente lo que más encontramos en las tres últimas décadas en la atención de la niña y el niño en situación de calle son decisiones que ponderan la supervivencia y desarrollo, pero sin incorporar la participación de los mismos, y que actúan desde la discriminación por su condición social.

Discriminación tutelar

En una cultura adultocéntrica que niega los derechos a la infancia y autoriza a los adultos a dosificar discrecionalmente los derechos a niños y niñas, resulta más simple decidir por ellas y ellos en aras de su sano desarrollo, ejerciendo cálidamente la discriminación tutelar al asignarles de facto, por su condición social y de edad la incapacidad para decidir y ejercer todos sus derechos. La discriminación tutelar se convierte en una de las mayores violaciones a los derechos humanos de la infancia y juventud en situación de calle, pues se busca ayudar sin escuchar su opinión en los temas que les afectan, negándoles su calidad de sujetos de derechos, pues la visión tutelar no reconoce la ciudadanía de las y los excluidos de la vida social.

La discriminación tutelar es una expresión sutil y encubierta de la discriminación tradicional, aquella que hace diferencia de las y los que están fuera de la normalidad. Este tipo de discriminación sustenta su intervención en dos principios fácticos: estado de minoridad e incapacidad, definidos por su condición social, sin importar la edad o capacidades cognitivas. Esto significa que no todas las acciones de protección son una acción afirmativa con enfoque de derechos que faciliten el ejercicio de los derechos humanos, ya que en el fondo se usa como medio para justificar acciones autoritarias. En el caso de la infancia en situación de calle esto adquiere una curiosa complejidad, ya que desde el discurso de derechos se impone la mirada tradicional sustentada en la visión de necesidades por encima de una basada en un enfoque de derechos; así parece sencillo llegar a la conclusión de que es posible violar un derecho para tutelar otros derechos.

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Un ejemplo paradigmático y frecuente en todas las sociedades consiste en llevar a niñas, niños y ancianos en situación de calle por la fuerza a instalaciones cerradas con la noción básica de protegerlos/las. En todos los casos, estas personas regresan nuevamente a las calles, pero ahora en condiciones de mayor exclusión y vulnerabilidad de sus derechos ante la necesidad de ocultarse para evitar estas acciones de salvamento, en ocasiones no exentas de violencia. Este tipo de prácticas nos dan una muestra del desconocimiento de esta población, de la negación de sus derechos ciudadanos y la ausencia de una interlocución para encontrar alternativas que desencadenen procesos de cambio de mayor impacto; son acciones inmediatistas que sólo expresan la ausencia de una política pública, de las que lamentablemente encontramos repetidos ejemplos en diversos países de la región latinoamericana.

De la infancia en situación de calle a las poblaciones callejeras

Dimensionar la presencia de niños, niñas y jóvenes como parte de las poblaciones en situación de calle significa reconocer el carácter activo de las y los más pobres y excluidos de la estructura social de un país, es decir, grupos humanos que sobreviven con sus propios recursos, en medio de las adversidades de la calle. Además, esta categoría social permite acercarse a una demografía diversa y cambiante. La particularidad de la población en situación de calle está en la construcción de su identidad en torno a la calle y la vulnerabilidad social en la que se encuentran para ejercer sus derechos.

Quienes sobreviven en las calles de la ciudad afrontan su exclusión social buscando los satisfactores a los que la estructura social de oportunidades no les permitió acceder dentro de las familias, el sistema educativo, el mundo laboral, etc. El impacto mayor de las poblaciones en situación de calle, especialmente de los niños, niñas y jóvenes, está en el uso permanente del espacio público y en su carácter horizontal para organizarse en grupos de sobrevivencia, demostrando con ello la eficacia de la participación y organización desde la exclusión. Han colocado en la discusión internacional la necesidad de hacer valer los derechos humanos y las políticas públicas, por encima de su condición social. Un claro ejemplo de ello fue el pronunciamiento de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el llamado Caso Villagrán Morales y Otros (caso de la infancia de la calle) en 1999, en torno a las graves violaciones a los derechos humanos de las personas en situación de calle en Guatemala, colocando especial énfasis en que el derecho a la vida también incluye el derecho a un proyecto de vida.

Los derechos humanos como oportunidad de cambio

El Estado mexicano ratificó en septiembre de 1990 la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN) y asumió el compromiso vinculante de este instrumento internacional, el cual obliga a su cumplimiento al mismo nivel que la Constitución mexicana. A veinte años de firmar la convención, las instituciones del Estado mexicano tienen grandes pendientes e importantes oportunidades para garantizar el ejercicio pleno de los derechos humanos de todas y todos sin importar la edad o la condición social. En este punto es importante recordar las últimas recomendaciones que el Comité de los Derechos del Niño ha emitido al gobierno mexicano en 1994, 1999 y 2006:

68. […] el Comité expresa la preocupación del aún alto número de niños de la calle (sic) en el Estado Parte, de la ausencia de investigación comparativa, y de las escasas medidas tomadas para prevenir este fenómeno y para proteger a estos niños. Particularmente, el Comité lamenta la violencia a la cual los niños son sometidos por la policía y otros (CRC/C/MEX/CO/3, junio 2 de 2006).

69. El Comité recomienda que el Estado Parte consolide sus esfuerzos para proporcionar ayuda a los niños de la calle (sic), incluyendo cuidado médico; servicios de reintegración para el abuso físico, sexual y de sustancias y de salud mental; servicios para la reconciliación con las familias; y educación, incluyendo la capacitación vocacional y de habilidades para la vida; y tome medidas para prevenir la violencia contra niños de la calle y para proteger sus derechos […] (CRC/C/MEX/CO/3, junio 2 de 2006).

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Es así que los derechos humanos, especialmente el cumplimiento de los derechos de la infancia, obliga a un ajuste de los modelos institucionales de atención, demanda una adecuada definición del presupuesto y evaluación del impacto social que alcanza el gasto público en infancia. Es una oportunidad para el cambio de prácticas sociales, aunque por ahora parece una mera utopía ante la ausencia de mecanismos eficaces de transparencia y rendición de cuentas.

En el escenario antes planteado, la ciudad de México logra sentar un precedente de gran nivel. Es la primera entidad que cuenta con un espacio de articulación y diálogo para construir el Diagnóstico y Programa de Derechos Humanos del Distrito Federal con la participación de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, de organizaciones sociales, universidades y el acompañamiento de la Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Se logró un proceso de reflexión y propuesta como base para el diseño de políticas públicas.

De forma pionera se incorporó la categoría social “Poblaciones callejeras” (sic), desde la cual se obliga a las autoridades locales a tenerlos como base para el diseño de políticas públicas locales. Pero aún el avance que representa el Programa de Derechos Humanos de las poblaciones en situación de calle el desafío mayor estará en acompañar su implementación con procesos de participación protagónica que aporten al ejercicio de su ciudadanía, sin expresiones de la discriminación tutelar.

Notas al pie de página:

1. Preámbulo a la problemática de los niños de la calle, véase <www.enfants-des-rues.com>, página consultada el 22 de diciembre de 2009.

2. Joan Manuel Serrat, “Niño silvestre”, 2000.

3. Ferrán Casas, “Infancia y representaciones sociales”, conferencia dictada en El Espacio Social de la Infancia, Curso Internacional de Verano, San Martín de Valdeiglesias, España, 9 al 12 de julio de 2002.

4. Convención sobre los Derechos del Niño, véase <http://www.unicef.org/ spanish/crc/index_30177.html>, página consultada el 22 de diciembre de 2009.

5. Iván Rodríguez Pascual, Para una sociología de la infancia: aspectos teóricos y metodológicos, Madrid, Centro de Investigaciones Sociológicas, colección Monografías, p. 245, 2007.

6. Preámbulo a la problemática de los niños de la calle, véase <www.enfantsdes- rues.com>, página consultada el 22 de diciembre de 2009.

7. Fotografías: El Caracol, A.C.

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¿Qué sueña una niña de hoy? ¿Cuál es el mundo ideal de una niña? ¿Qué significado tienen la vida y la muerte para una niña de hoy? ¿Qué representan las niñas para la sociedad mexicana en la actualidad? Haciendo memoria, intento responder como lo hubiera hecho la niña que fui ayer, pero los recuerdos se diluyen. Lo que hoy podríamos pensar sobre las necesidades y derechos de una niña se confunde con las obligaciones derivadas de los roles de género, impuestos siempre desde una mirada adultocéntrica y patriarcal: actualmente, los derechos que llamamos universales están fuera de contexto, y aún más, resultan invisibles cuando son reclamados por y en nombre de las niñas.

El breve espacio de los derechos de las niñas en la historia

La vida es un atributo y un derecho inalienable de la especie humana: sin éste, todos los demás carecen de sentido. Para las mujeres, alcanzar este derecho básico ha implicado una lucha constante y difícil, tanto en el ámbito internacional como en el nacional. En el caso de las niñas, si bien en occidente se adoptó la Declaración de Ginebra sobre los Derechos de los Niños desde 1924 y, posteriormente, en la convención de las Naciones Unidas en 1989, no fue si no hasta 1990 que fue ratificada por los países miembros, entre ellos México. Sin embargo, el término “niña” no existió en el lenguaje jurídico hasta el 19 de diciembre de 2011, cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Resolución 66/170[i], en la que se declaraba el 11 de octubre como Día Internacional de la Niña: de esta forma se hicieron visibles sus necesidades específicas.

Aunque en el marco jurídico niñas y niños tienen los mismos derechos, la historia ha demostrado que a las niñas se les ha invisibilizado, y que son ellas quienes encuentran más dificultades en el reconocimiento de sus derechos humanos, no sólo por parte del gobierno, también por parte de la sociedad. Esto obedece a la falta de educación formal y/o al sometimiento a una educación informal patriarcal, sin importar la condición económica, aprendida en una sociedad discriminatoria y plagada de violencia. Éstos son algunos factores que imposibilitan el libre desarrollo de sus capacidades en pro de una vida digna, aunado a que esto tendría que darse dentro de un ambiente cada vez menos propicio para ejercer el más básico de los derechos humanos: el derecho a la vida.

Las niñas, el feminicidio y el crimen de lesa humanidad en México.

Frente al incremento de feminicidios en el país[ii], nos encontramos con la violencia perpetrada por el Estado[iii] (ya que la omisión y el silencio también son formas de violencia), dado que, a la fecha, el gobierno mexicano no ha creado políticas públicas o sociales que prevengan, contengan o atiendan esta situación. La responsabilidad del Estado en este sentido es enorme, y se agrava en el caso de las niñas, ya que pasa de ser una responsabilidad nacional a una obligación internacional, y de ser un delito local o federal a un crimen de lesa humanidad. Por eso he enfatizado la obligación del Estado en el ámbito internacional en lo relacionado con este tema.

Actualmente existe una enorme producción de normas legales de carácter internacional que versan sobre la prevención, prohibición o atención de la violencia contra las niñas, como la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño, misma a la que haremos especial referencia, pues aborda el punto medular de la responsabilidad del gobierno mexicano en el derecho internacional con relación a los feminicidios de niñas.

“La convención fue adoptada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1989 para proteger los derechos de los niños en todo el mundo y mejorar sus condiciones de vida”[iv], y fue ratificada por el Senado mexicano el 21 de septiembre de 1990. Al hacerlo, el Estado mexicano se obligó a adoptar todas las medidas administrativas, legislativas y de cualquier otra índole para dar efectividad a los derechos reconocidos en favor de todos los niños, niñas y adolescentes del país. En su artículo primero, y para efectos de la convención en comento, se entiende por niño todo ser humano menor de dieciocho años de edad, salvo que, en virtud de la ley que le sea aplicable, haya alcanzado antes la mayoría de edad. En México la mayoría de edad se alcanza legalmente a los 18 años cumplidos; por ende, todas las mujeres víctimas de un feminicidio menores de esa edad, son consideradas niñas, por lo que en adelante me referiré a ellas como “las niñas del feminicidio mexicano”.

En su artículo 3ro, la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño señala, a la letra, lo siguiente:

  1. En todas las medidas concernientes a los niños que tomen las instituciones públicas o privadas de bienestar social, los tribunales, las autoridades administrativas o los órganos legislativos, una consideración primordial a que se atenderá será el interés superior del niño.
  2. Los Estados Partes se comprometen a asegurar al niño la protección y el cuidado que sean necesarios para su bienestar, teniendo en cuenta los derechos y deberes de sus padres, tutores u otras personas responsables de él ante la ley y, con ese fin, tomarán todas las medidas legislativas y administrativas adecuadas.
  3. Los Estados Partes se asegurarán de que las instituciones, servicios y establecimientos encargados del cuidado o la protección de los niños cumplan las normas establecidas por las autoridades competentes, especialmente en materia de seguridad, sanidad, número y competencia de su personal, así como en relación con la existencia de una supervisión adecuada.

Cuando un gobierno es omiso en el cumplimiento de una norma legal nacional o internacional, es transgresor de la misma. El gobierno mexicano ha infringido el artículo 6º de esta convención, ya que en el mismo se reconoce que las niñas y niños tienen derecho intrínseco a la vida, y que los gobiernos garantizarán en la máxima medida posible la supervivencia y desarrollo de las niñas. El gobierno mexicano no ha garantizado el desarrollo, ni la vida de las niñas víctimas del feminicidio.

Por otra parte, el Estatuto de Roma, ratificado por el Estado mexicano en 2005, describe los Crímenes de Lesa Humanidad y sus diversas modalidades en su artículo 7º (para efectos del presente artículo sólo se anotará la modalidad que más se acerca al contexto del feminicidio en México, considerándolo como un posible crimen de lesa humanidad):

Artículo 7º del Estatuto de Roma:

A los efectos del presente Estatuto, se entenderá por “crimen de lesa humanidad” cualquiera de los actos siguientes cuando se cometa como parte de un ataque generalizado o sistemático contra una población civil y con conocimiento de dicho ataque:

  1. a) Asesinato;
  2. f) Tortura;
  3. h) Persecución de un grupo o colectividad con identidad propia fundada en motivos políticos, raciales, nacionales, étnicos, culturales, religiosos, de género definido en el párrafo 3, u otros motivos universalmente reconocidos como inaceptables con arreglo al derecho internacional, en conexión con cualquier acto mencionado en el presente párrafo o con cualquier crimen de la competencia de la Corte;
  4. k) Otros actos inhumanos de carácter similar que causen intencionalmente grandes sufrimientos o atenten gravemente contra la integridad física o la salud mental o física.
  5. A los efectos del párrafo 1:
  6. a) Por “ataque contra una población civil” se entenderá una línea de conducta que implique la comisión múltiple de actos mencionados en el párrafo 1 contra una población civil, de conformidad con la política de un Estado o de una organización de cometer ese ataque o para promover esa política;
  7. A los efectos del presente Estatuto se entenderá que el término “género” se refiere a los dos sexos, masculino y femenino, en el contexto de la sociedad. El término “género” no tendrá más acepción que la que antecede.

Así, el continnum de la violencia[v], cuya expresión extrema es el feminicidio, se traduce en la tortura contra una población civil por género definido, ya que las políticas de un Estado mexicano omiso, desinteresado e infractor de las normas internacionales en materia de derechos humanos de las niñas, promueve de manera implícita y silenciosa este fenómeno.

Es por ello que debemos hacer un análisis profundo sobre la responsabilidad que tiene el Estado mexicano con las niñas frente al derecho internacional, sin perder de vista que, si bien el gobierno, a través de sus políticas públicas omisas y silenciosas, promueve este fenómeno, es la sociedad quien lo reproduce y perpetúa. En este sentido, no sólo el gobierno es responsable frente a la comunidad internacional, la sociedad también lo es.

Las niñas y el derecho a la vida. ¿Hacia dónde vamos?

Quizá todxs debemos rendir cuentas ante la comunidad internacional. ¿Será que es ésta quien debe actuar en términos de ley, sin transgredir la soberanía del pueblo y sin encontrar en ello un motivo de intervencionismo, para que prevalezca el derecho a la vida de las niñas en México, dado que como gobierno y como sociedad no lo hemos logrado de manera soberana e independiente?

¿Cómo responder hábilmente como sociedad al feminicidio de niñas en México? Ya constatamos que de nada sirve ratificar tratados, convenciones, declaraciones, ni memorizar o pregonar los derechos humanos a favor de la vida de las niñas, cuando en ámbito social no hemos propiciado que los mismos prosperen.

El binomio femenino/masculino y la contraposición que implican los roles de género, incrustados en mente y cuerpo, nos han distanciado entre nosotrxs, nos han dañado y les han arrebatado a muchas niñas el privilegio de ser doctoras, abogadas, psicólogas o poetas. Por ello les invito a tomar conciencia, porque ya no estamos en la era de los dogmas, porque la inteligencia humana nos da la infinita y maravillosa posibilidad de cuestionar lo que nos ha sido infundido como verdades absolutas a través de los roles de género. El viejo mundo ya tendría que haber quedado atrás, y con él lxs sujetxs al poder de un dios misógino y castigador que se apropia del destino de las niñas a través de su ley divina irrefutable. Cuando nos demos cuenta de que esto es refutable y de que forma parte de una construcción cultural, surgirá la posibilidad de construir una vida digna con posibilidades de desarrollo para todxs, particularmente para nuestras niñas.

Sirva esta nota para nombrar a las olvidadas, a las omitidas, a las innombrables, desparecidas o muertas, a “las niñas víctimas del feminicidio mexicano”, para darles a través de este texto un poco del tiempo y espacio que les fue arrebatado.

 

Imagen: “Niñas felices”, por Katy Ramírez Coronado, 8 años.

[i] http://www.un.org/es/events/girlchild/ (en línea)

[iii] De los debates impulsados por las mujeres dentro de las Naciones Unidas surgió, además, el concepto de violencia en el ámbito del Estado, lo cual enmarca distintas inacciones frente a las demandas específicas, los actos de violencia perpetrados o tolerados por los policías, soldados, guardia de fronteras, funcionarios de inmigración, entre otros; la violación a manos de las fuerzas gubernamentales durante los conflictos armados,bajo custodia y violencia contra las refugiadas a manos de funcionarios. Simona V. Yagenova, La   violencia contra las mujeres. Como problema de seguridad ciudadana y las políticas de seguridad. El caso de Guatemala, El salvador, Honduras y Nicaragua, Guatemala, FLACSO, 2013.

[iv] http://www.humanium.org/es/convencion-adaptada/ (en línea)

[v] Se refiere, en primer lugar, a que ningún acto de violencia está aislado de otros de distinta intensidad y tipo. La violencia se reproduce a sí misma, de modo que el extremo de su ejercicio está precedido por otras modalidades actos violentos. Tanto para el análisis de la violencia feminicida, como para el de su expresión en la vida de la mujeres en situación de trata, se parte de la concepción de la violencia como un continuum, es decir, más que como un acto o expresión aislada, como un proceso que se explica en función de sus conexiones con el espacio donde la violencia es producida, el agente –de cualquier naturaleza- que la ejerce, las circunstancias socio-culturales en las que se presenta, y la historia personal, psicológica y social de las víctimas. Philipe Bourgois y Nancy Scheper-Hugues, Violence in War and Peace: An anthology, Ed. Blackwell   2004.

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SOS: El príncipe azul ahora también es proxeneta, y está a la caza de tu princesa https://www.laquearde.org/2014/12/22/sos-el-principe-azul-ahora-tambien-es-proxeneta-y-esta-a-la-caza-de-tu-princesa/ https://www.laquearde.org/2014/12/22/sos-el-principe-azul-ahora-tambien-es-proxeneta-y-esta-a-la-caza-de-tu-princesa/#comments Tue, 23 Dec 2014 02:49:16 +0000 https://www.laquearde.org/?p=1597 María Teresa Ramírez es abogada y Maestra en Criminología y Política Criminal  por el Instituto Nacional de Ciencias Penales. Ha brindado asesoría jurídica a niñas y mujeres víctimas de trata con fines de explotación sexual en México. En este relato nos comparte uno de los modus operandi que utilizan los proxenetas en nuestro país para …

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María Teresa Ramírez es abogada y Maestra en Criminología y Política Criminal  por el Instituto Nacional de Ciencias Penales. Ha brindado asesoría jurídica a niñas y mujeres víctimas de trata con fines de explotación sexual en México. En este relato nos comparte uno de los modus operandi que utilizan los proxenetas en nuestro país para cazar a sus víctimas: disfrazándose de galantes príncipes azules en busca de compromiso. También nos hace un recuento de cómo hoteleros, taxistas, policías, funcionarios y clientes han hecho de la barbarie que implica la explotación sexual de niñas y mujeres su abyecto festín personal.

“Nada es real si no lo escribo”.
Virginia Woolf

Investigación y propuesta: Ma. Teresa Ramírez
Redacción y corrección de estilo: Lydia Zárate

Introducción

Evocando irónicamente los estereotipos utilizados en las versiones modernas de los cuentos de hadas, que en la vida real adquieren matices espeluznantes, en este texto utilizaré la palabra princesa como sinónimo de mujer. Las palabras entrecomilladas forman parte de argumentos obtenidos a través de documentos oficiales, entrevistas, o que fueron parte de las anotaciones de la bitácora diaria que utilicé al empezar el curso “Modales Delictivas I” como fuente de compilación de elementos para elaborar la narrativa del presente texto.

En este país donde decimos sentirnos orgullosxs de nuestra cultura, usos, costumbres e ideologías, y donde aún prevalecen “los cuentos de princesas”, que son transmitidos de generación en generación a niñas y jóvenes de zonas urbanas y rurales, la tradición dicta que hay que tener el vestido de novia listo en el lugar más estratégico por si aparece el famoso “príncipe azul” para “hacer los sueños de las princesas realidad”. Pero en la realidad que les voy a narrar, el que parecería ser un adorable príncipe es en realidad un experto ilusionista, un verdugo calculador y despiadado. A veces el amor puede llegar a ser hermano del engaño…o del enganche, en el caso de la trata de niñas y mujeres con fines de explotación sexual. Así se desarrolla la historia de quienes han tenido la desgracia de ser engañadas para posteriormente ser explotadas sexualmente por quien aseguraba ser un príncipe azul, la mayoría de las veces con la complicidad del sistema de procuración e impartición de justicia.

Antes del enganche

La mayoría de nuestras protagonistas son originarias de zonas rurales de estados como Tabasco, Guerrero, Chiapas, Veracruz, Oaxaca y Puebla, donde las condiciones económicas no son alentadoras para una princesa que vive y sufre las tradiciones machistas más arraigadas de su comunidad, y donde la educación escolar y los programas sociales gubernamentales no existen. Ante este escenario, el deber de las jóvenes, según lo dicta la tradición impuesta, es estar en espera del “príncipe azul” que cambiará su situación económica y ayudará a su familia, ya que las mujeres “no son para trabajar o estudiar, se deben a su familia y a su hogar”. En caso de que se rehúsen a adoptar la tradición, la violencia es “un buen correctivo para que obedezcan, porque a veces no entienden”. Ah, y ¡cuidadito de aquella que crea que piensa más que el sabio de los sabios: su padre, porque transgredir la autoridad paterna implicaría un castigo divino! El patriarca, en cambio, sí que sabe muy bien lo que le conviene a su dulce princesa: En caso de que aparezca “un buen partido”, puede intercambiarla por la nada despreciable cantidad de mil pesos, como lo dicta la tradición del “dote”, o, de menos, por una botella de alcohol o una cajetilla de cigarros. Es así como algunas princesas son orilladas a estar a la espera del tan soñado príncipe, ya que, en su construcción ideal, probablemente no existen muchas más opciones que ser rescatadas de sus circunstancias, o tal vez, de sí mismas.

El “enganche”

¿Quién podría cuantificar el número de horas que invierten estos criminales ideando la estrategia perfecta para embaucar a sus víctimas? Aquí, por lo pronto, expongo algunos de los factores que toman en cuenta en su proceso de planeación. Paso número uno: de preferencia la princesa debe ser “bonita” (si no, no importa, algo se podrá hacer con ella); paso número dos, ayuda que su situación económica sea precaria, aunque no es indispensable; paso número tres: de preferencia que ya esté identificada con la violencia, que no cuente con una red de protección clara y que no tenga familiares policías o políticos (muchos de ellos andan en el mismo giro, entonces, lo mejor es no meterse en líos con los colegas); paso número cuatro, identificar si son “casaderas”, es decir, si están en busca de marido; y paso número cinco, cortejarlas siguiendo el protocolo, que, a grandes rasgos, incluiría los pasos que explico a continuación.

Si el negocio ha dejado para adquirir un buen vehículo, de esos “que apantallan”, puede convertirse en una poderoso recurso de enganche. En él hay que pasear a la princesa por donde sea necesario, para que sepa que anda “con un hombre de verdad”. Si cuenta con celular, es aconsejable recargarle regularmente a la princesa una cantidad de saldo considerable. También lo es traer mucho dinero en las bolsas, hablar como “hombre de mundo”, acercarse sutilmente, cortejarla, estudiarla, pedirle datos familiares y personales, investigar si es “virgen” y “menor de edad” (aunque no es indispensable, conviene más al negocio y resulta una mejor manera de controlarla). Una vez cubiertos esos aspectos, viene el momento cumbre del cortejo: la seducción, seguida de la promesa de amor eterno, de una vida feliz en pareja y en abundancia económica. Si la princesa se hace del rogar, es mejor abandonar la empresa: no conviene invertirle por más de un mes. Pero si con tan breve noticia ella accede, el cierre con broche de oro, atendiendo a lo que dictan los usos y costumbres, será ir a conocer a su familia, para que constaten que es un “hombre de bien”, “cumplidor”, “buen prospecto”, “respetuoso de las tradiciones familiares”, y a quien le gusta hacer las cosas “como dios manda.” Una vez concretado este paso, es necesario dejar bien claro que el príncipe “quiere bien” a la princesa, que “sus intenciones son serias” y que desea casarse con ella. Posteriormente explicará que, como él es un hombre de negocios, no tiene tiempo suficiente para la boda, por lo que vivirán juntxs por el momento; ya después buscarán la forma de matrimoniarse. Por el momento también, precisará el príncipe, vivirán con sus familiares en una casota que tiene en algún pueblo cercano o en la Ciudad de México, a donde viajarán con frecuencia, dado que ahí se concentra la mayoría de sus negocios, junto con otros que tiene en Tijuana.

Las propiedades de estos príncipes son verdaderamente grandes. Y finalmente, en ese sentido, la princesa no fue engañada: con el príncipe viven su mamá, su papá y algunos hermanos y tíos: ¡no cabe duda de que son una familia unida! Las mujeres de la familia platican con la huésped, le explican cuáles son las labores del hogar y le dejan muy en claro que su ahora marido tiene muchos negocios que atender, y que no tiene por qué “andar avisándole sobre sus negocios, ya que ésas son cosas de hombres”. Por otro lado, como la nueva miembra de la familia es princesa del consentido de la casa, se quedará asegurada en tanto se casan o se van a la Ciudad de México a atender los negocios “de su hombre”. La princesa, sin embargo, empieza a notar cosas extrañas: a veces el príncipe no le “da su lugar”: la presenta como su amiga, como su prima o hasta como su hermana, lo cual la hace reflexionar momentáneamente: “esto no está muy bien, pero no importa, por algo será, ya después me dará la explicación a este enredo y todo se aclarará”. Es importante destacar que en esta etapa del enganche la primera noche de sexo es crucial: si son “vírgenes” es un buen momento para enseñarles el “buen sexo”, y generarles una deuda de agradecimiento por este rito de iniciación: al fin y al cabo el príncipe será por siempre “su primer hombre”. Es importante que aprendan de todo: el uso del preservativo, las posiciones que se pueden realizar, y que todo esto es sólo una “mecánica de cuerpos en movimiento”. Las chicas que ya no son “vírgenes” no deben olvidar que este hombre es un campeón sexual, un maestro en las artes del amor, y que eso, al parecer, es un elemento importante para tenerlo contento. Ahora bien, como regla inamovible, las princesas no deben salir nunca a ningún lado sin su príncipe: ni siquiera a visitar a sus padres. Para ello las otras mujeres de la casa, como la madre, las hermanas y las tías del príncipe, tienen el encargo de cuidarla: no olvidemos que sigue asegurada. Si la princesa ya tenía hijxs de una relación previa, y éstxs permanecieron en el seno de la familia materna, es importante hacerle saber que en algún momento se les recuperará, pues también son importantísimos para el príncipe…aunque no por la razón que pareciera. Así, la princesa ya sabe que su príncipe es el hombre soñado, el padre perfecto para sus hijxs, pues se preocupa por ellxs aunque no sean suyxs, y además se responsabilizará de su manutención sin tener obligación alguna de hacerlo.

La trata de personas con fines de explotación sexual

Parece ser que las cosas cambiaron de rumbo: el príncipe trae de un lugar a otro a su princesa, pero no le dice qué lugares están visitando…así cualquiera se desorienta… ¿Será Puebla, Tlaxcala, Veracruz? Nadie dice nada, y la princesa no logra identificar el espacio geográfico. En este punto, la princesa no tiene un solo centavo en la bolsa. Sin embargo, el príncipe empieza a cumplir su promesa de abundancia, comprándole mucho maquillaje, ropa y zapatos. Lo extraño es que las faldas son exageradamente cortas, las blusas muy escotadas, el maquillaje demasiado… pero el príncipe dice que su princesa se ve más sexy con esa ropa, que ese estilo le queda bien y que hasta puede presumirla con sus amigos. Sin embargo, ante la negativa de nuestra protagonista a usar esa ropa, el príncipe por fin “se la canta derecha” y le dice: “la verdad, la verdad, ando muy mal en el negocio, y debo unas letras del carro con el que te saco a pasear, así que vas a tener que ayudarme a conseguir el dinero para pagarlo; es más, si podemos conseguir más lana, hasta podemos construir otra casa, ir de viaje y comprar otro coche”. “Híjole, ¡que fiasco de príncipe, de nuevo a trabajar!” piensa la princesa, “pero no importa, porque hay amor en nuestra relación”. Pero la noticia viene acompañada de una sorpresa, y el príncipe prosigue con su argumento: “Pero de empleada no vas ganar nada, mejor, si en verdad me amas como dices y me quieres ayudar, trabaja de prostituta. Es más, ahora ya son reconocidas como ‘sexoservidoras’, es un buen trabajo y se gana mucho dinero en poco tiempo. Toda mi familia se ha dedicado a este negocio: las esposas de mis familiares también son sexoservidoras, no tiene nada de malo hacer dinero con las nalgas, que además, para eso son. Recuerda que te amo, que fui el primer hombre en tu vida (o el que te enseñó tanto en lo sexual, si la princesa no era ‘virgen’)”. Si la princesa se niega, se muestra ofendida, desilusionada y/o enojada, el príncipe azul rematará con un “¡pues ya te chingaste, ahora eres mi puta!”.

Violencia familiar como medio de coacción 

Esto se pone cada día peor: a partir de ahora la princesa tendrá que ejercer un nuevo rol impuesto (como todos los que históricamente han sido asignados culturalmente al género femenino), el de “sexoservidora”. La princesa cuestiona una y otra vez al ahora dueño de todas las ganancias económicas que generará: ¿por qué me obligas a hacer esto? ¿no que me amabas? ¿no ves que me lastima? ¿no ves que me avergüenza? ¿y la promesa de que todo estaría bien, dónde quedó? ¿no ves que me siento indigna, humillada y sucia? ¿no ves que lloro suplicándote, que me quiero regresar con mi familia?. En respuesta, el ahora ya declarado explotador le propina una golpiza y la amenaza con matar a sus hijxs (ya sean de relaciones previas o del mismo tratante) si no obedece. En algunos casos el príncipe también desaparece o le impide a la princesa ver a sus hijxs por mucho tiempo.

Es posible que la princesa ya esté familiarizada con este tipo de violencia, que ya haya vivido situaciones similares en casa de sus padres, tales como: dominación masculina, golpes, humillaciones, amenazas, invisibilidad, control económico, sumisión impuesta, y que sea capaz de identificar emociones similares entre ambos escenarios, como desilusión, enojo, miedo, depresión e impotencia, lo cual es una ventaja en términos de control. A todo esto se agrega un elemento más: el arma de fuego, misma que el explotador manipula frente a la princesa con seguridad y destreza, para que no le quepa duda alguna de que la utilizará en su contra o en contra de sus familiares si intenta escapar o denunciar los hechos ante la autoridades (aunque ahí no hay tanto problema, porque la gran mayoría tienen su precio, e incluso si decidiera pedirle apoyo a sus familiares ¿le creerían que un caballero tan gentil la obligó a prostituirse?). Por lo demás, en algunos casos la princesa nunca le importó a su familia, y, en otros, lo que le sucedió es para ellxs motivo de vergüenza. En su comunidad probablemente dirán “se fue disque para ser princesa, pero regreso siendo ‘puta’, pues ¡a tratarla como tal!”. ¿Y quién va a querer llevar esa etiqueta en la frente? Así que la princesa debe elegir entre aceptar su destino, morir o ver morir a quienes más ama en la vida.

La industria de la trata con fines de explotación sexual: colusión con autoridades, hoteleros, taxistas y otros explotadores.

Como no tiene otra opción, y frente a semejantes amenazas, la princesa debe sacar fuerzas de lo más profundo para ver si en un ratito de descuido se puede escapar y pedir ayuda a alguna autoridad. ¿Quién sabe?, a lo mejor le hacen caso y le reciben su denuncia. A lo mejor hasta la pueden ayudar… Pero por el momento tiene que aceptar ser explotada si quiere vivir para contarlo. Una vez llegada a su destino final, que pueden ser las calles de la Merced, la Avenida Tlalpan, o Sullivan, en la “Ciudad de la Esperanza” o en cualquier otra, aprende que existen diversas formas de ofrecer los “servicios”: en la vía pública, en la puerta de una casa o de un hotel, en pasarelas, etc. De inicio, la princesa es presentada a otras que en un tiempo también fueron explotadas y que ahora son institutrices profesionales, expertas en las reglas del negocio. La institutriz asignada da indicaciones precisas a la iniciada, refrescando algunas lecciones impartidas previamente por el tratante, como la de cómo poner un condón, practicando con un plátano sin cáscara. También le explica que cada posición sexual varía en precio; que las cavidades anal, bucal y vaginal también aumentan o disminuyen la cotización; que el desnudo es un lujo; que se cobra por media hora y por hora, y que al final de la jornada todo el dinero le será entregado al ahora dueño de sus ganancias. Lo que no le explican nunca es cómo perder el asco, el miedo, la vergüenza, la impotencia y, sobre todo, ese dolor tan profundo.

Una vez especificadas las indicaciones esenciales, la institutriz y el tratante acompañan a la princesa al lugar donde será exhibida para que los clientes se acerquen a preguntar por el costo del “servicio”: antes de salir de la casa en donde ahora habitará la princesa, el tratante y la institutriz deben asegurarse de que tenga la imagen adecuada: maquillaje llamativo (aunque la princesa sea menor de edad, eso les gusta a los clientes), zapatillas altas de colores brillantes, falda corta, blusa con escote pronunciado y peinado adecuado. En algunos otros casos, el uniforme (llamémoslo así) se lo enfundan en una habitación de hotel, o directamente en las habitaciones donde serán explotadas a lo largo del día: estas habitaciones son construidas expresamente para que los príncipes puedan explotar a varias de ellas simultáneamente: tienen múltiples apartados minúsculos con una colchoneta y cortinas en las “puertas”.

Nuestra princesa es menor de edad y llega a una “casa especial”. Una vez ahí, es presentada con la recepcionista, y el tratante y la institutriz acuerdan que se le pagará por semana el servicio del cuarto y la comida (como tienen cocinera hay que aprovecharla, para que la princesa no pretenda escaparse con el pretexto de ir a comer). Como es nueva, la princesa tiene que pararse en la puerta de la “casa especial”, ya que, por tradición, los clientes saben que quien, en lugar de estar haciendo “pasarela” en la acera, está parada en la puerta, es la novedad, la nueva princesa en exhibición.

LA MERCED

“¡Venga y consuma nuestro nuevo producto, recién llegadito de provincia, es menor de edad! Usted no tendrá nada de qué preocuparse, señor cliente, porque ya le estamos tramitando a la princesa su acta de nacimiento y credencial para votar falsas, para protegerlo a Usted. Así, en caso de presentarse algún incómodo operativo, usted podrá decir que solicitó sus servicios porque ella le dijo que era mayor de edad, y hasta le enseñó su credencial” (para la fortuna de tratantes y todo tipo de explotadores, en la Ciudad de la Esperanza la prostitución no se regula ni para bien, ni para mal).Una vez que el cliente eligió a la princesa y se cerró el “trato” (ya se le informó el precio y lo que incluye, y éste aceptó), no deberá tocar el timbre de la puerta principal de la casa, deberá entrar por el zaguán y caminar directo a la recepción, que está en la entrada principal, donde pagará el costo del cuarto a la recepcionista, quien además funge de cuidadora, de cronómetro y de informante al tratante: ella le informará a éste si la princesa tarda más de media hora, ya que en el tiempo va implícita la ganancia. En caso de que el cliente se pase de violento, los ayudantes de la recepcionista auxiliarán a la princesa, para que no le vaya a pegar de más. Si el “servicio” se lleva a cabo en un hotel, uno de los miembros del equipo especial de taxistas del tratante se encarga de trasladar a la princesa de su vivienda, que puede ser una casa cualquiera, un cuarto de otro hotel etc., hasta el “punto”; una vez ahí, también estará encargado de asegurarse de que no escape. Ya en el hotel, la princesa y el cliente se acercan a la recepción. Si la princesa denota ser menor de edad, la recepcionista presionará al tratante para que presente la identificación oficial de la princesa, o le sugerirá un cambio de imagen, para que aparente más edad. No obstante, no negará el servicio, ya que esto perjudicaría al hotel, y la relación de negocios con el tratante, que les deja buenas ganancias. Mientras tanto, los policías hacen rondines para vigilar que las princesas no escapen, y les informan a los tratantes si se llevará a cabo algún operativo o si alguna princesa pidió ayuda para escapar o para denunciar.

 

Rescate, miedo, desconfianza e impunidad

Cuando se dio el “boom”, por así llamarlo, en el tema de la trata de personas con fines de explotación sexual en la Ciudad de México, alrededor del 2009, el gobierno local planeó una serie de operativos con la finalidad de rescatar a las víctimas y asegurarlas en refugios. Para ello convocó a personal de atención a víctimas, derechos humanos y procuración de justicia que no contaba con la capacitación adecuada para irrumpir en los hoteles y casas y sacar de ahí a sus ocupantes, a veces desnudos, con la finalidad de rescatar a las princesas. Entre golpes y sombrerazos, a la agencia llegaban sexoservidoras independientes, víctimas de trata (princesas), tratantes, hoteleros, taxistas, clientes y uno que otro mirón desafortunado. Una vez ahí, se exhortaba a las víctimas a denunciar. Algunas de ellas se declaraban independientes y demostraban ser mayores de edad. Las princesas menores de edad, bajo amenaza de sus verdugos, no siempre denunciaban, pero algunas terminaban haciéndolo, aun con todo el miedo y la desconfianza que les inspiraban las autoridades que las habían humillado, las habían dejado sin comer y las habían mantenido encerradas, a veces por más de dos días, sin que alguien les explicara qué estaba pasando y qué era eso de ser “víctima”. “¿No que yo tuve la culpa por ser tan mensa, por creerme de ese hombre? ¿No que nadie me iba a creer? Además, yo ni sé si la prostitución es un delito en este país”. Frente a tanta confusión y miedo, también se resistían a denunciar por miedo a inculparse ellas mismas. A las princesas se les asignaba un abogado de oficio que difícilmente les explicaba cuál era su situación legal, por lo que, en muchos casos, la desconfianza seguía ahí. Si eran aseguradas, la confusión empeoraba “¿no que no era culpable, que era víctima?…ahora me van a asegurar en un albergue y yo no quiero, aunque me digan que es por mi bien”. Una vez concluidas las diligencias legales, las princesas eran trasladadas a albergues donde permanecían hasta cumplir la mayoría de edad o hasta que se contactaba a sus familiares, opción que en muchas ocasiones las princesas rechazaban, por la vergüenza que sentían por haber sido engañadas y explotadas. Sin embargo, esto en muchas ocasiones no les interesaba a las autoridades, que igualmente contactaban a lxs familiares, a quienes, en ocasiones, la noticia les caía de peso, puesto que no sabían si sus hijas eran “prostitutas”, “delincuentes” o “pendejas”. En algunos casos, sin embargo, lxs familiares comprendían que sus hijas, hermanas o parientes no tenían la culpa de haber sido explotadas y vejadas; en otros, habían estado buscando a las princesas, que habían desaparecido sin dejar huella, por lo cual les conmovía hasta las lágrimas encontrarlas.

En cuanto al proceso legal de enjuiciamiento contra los tratantes, existen princesas admirables en su fortaleza que enfrentan cada audiencia, cada careo con valentía y coraje, aunque al final terminen sufriendo crisis nerviosas. Tristemente, a pesar de su valiente esfuerzo, en muchas ocasiones no se sentencia a sus verdugos por el delito de trata de personas con fines de explotación sexual, si no por uno menor, que es el de lenocinio, y, en muchas ocasiones, por no tener antecedentes penales, les es otorgado el beneficio de la libertad bajo caución. En otros casos estos criminales son puestos en libertad bajo el alegato de que no existen elementos suficientes para procesarlos. ¿Qué elemento más contundente que la prueba viviente que constituye quien sufrió en carne propia la explotación sexual? Para las instancias de procuración de justicia en México una víctima de trata tiene la importancia de una testigo con la mínima participación, que debe ajustarse a los derechos del procesado, a las incomodidades de ser exhibida en el juzgado y a la presión de los abogados de la defensa para comprar su silencio. También debe enfrentar las amenazas de la familia de su explotador, que incluyen un recuento de lo que puede sucederle si se atreve a declarar y el tratante sale libre. Esto permite comprender mejor por qué algunos tratantes quedan en libertad, lo que contribuye a incrementar los alarmantes índices de impunidad en la comisión de este crimen.

Reinserción social y etiquetamiento

Las princesas que consiguen escapar vivas de su atroz cautiverio pasan por un tratamiento en alguno de los refugios locales o federales, creados con la finalidad de “reinsertarlas” en la sociedad. Es posible que en el refugio aprendan un nuevo oficio e intenten ejercerlo, pero más les vale que nadie se entere de que fueron “sexoservidoras” o de que tienen “un pasado negro”, pues eso les generaría, en el menor de los casos, un profundo rechazo. Por otro lado, difícilmente un mexicano promedio (a riesgo de ser calificado de “pendejo”) se casaría con una mujer que, de acuerdo con su idiosincrasia, “ya fue usada”, sin importar si lo hizo por gusto, por necesidad, si la obligaron a hacerlo, o si él mismo es cliente de esa abyecta industria.

Probablemente la princesa ya dejó de creer en el mito del príncipe azul. Quizá ya tampoco cree en la sociedad, ni en las instituciones, y, lo peor y lo más triste, ni en ella misma. Algunas no se atreven a salir de sus casas por miedo a encontrarse con otro príncipe como el que les destrozó la vida, y por miedo a confrontar la ignorancia de una sociedad que no perdona, pero tampoco ayuda frente a una desgracia como ésta. Otras intentan reinventarse y darle otro significado a su historia personal; algunas terminan insertándose en el negocio de la trata de personas como institutrices, tratantes de personas, cuidadoras, golpeadoras, etc. Hay quienes deciden convertirse en abogadas, y no precisamente victimales; otras dan conferencias y exponen sus historias de vida a instancias de políticos en campaña que les ofrecen, otra vez, fama, gloria y abundancia; otras princesas menos afortunadas terminan internadas para recibir tratamiento psiquiátrico. Muchas están desaparecidas o muertas.

 

Imagen: www.contactodf.com

Más información: http://www.contactodf.com/nacion/comunidad/709-trata-realidad-que-lacera-a-ninas-en-la-merced

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Ecatepec “foco rojo” por niñas desaparecidas https://www.laquearde.org/2014/10/25/ecatepec-foco-rojo-por-ninas-desaparecidas/ https://www.laquearde.org/2014/10/25/ecatepec-foco-rojo-por-ninas-desaparecidas/#respond Sun, 26 Oct 2014 01:20:28 +0000 https://www.laquearde.org/?p=1279 Las niñas siguen siendo abusadas y masacradas en el Estado de México ante el beneplácito y consentimiento de las autoridades. Mil treinta violaciones (según el subregistro oficial) y más de 60 desaparecidas de enero a mayo del 2014 sólo en Ecatepec. “Aquí así es: si ven una niña que les gusta, se la roban. Vienen …

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Las niñas siguen siendo abusadas y masacradas en el Estado de México ante el beneplácito y consentimiento de las autoridades. Mil treinta violaciones (según el subregistro oficial) y más de 60 desaparecidas de enero a mayo del 2014 sólo en Ecatepec. “Aquí así es: si ven una niña que les gusta, se la roban. Vienen por ellas y nunca las vuelves a ver… aunque yo tengo esperanza…”, dice la madre de una de las víctimas.

http://www.eluniversal.com.mx/nacion-mexico/2014/ecatepec-34foco-rojo-34-por-ninias-desaparecidas-1024477.html

 

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