María se levantó del piso con vértigo. La boca del estómago se le iba extendiendo igual que la niebla en los ojos no puede ser, no puede ser, no puede ser…, se le escurrían las lágrimas y se le llenaba la boca con el sabor del hierro: sangre, sudor, bilis, miedo, coraje, saliva, lágrimas, las mujeres estamos hechas de hierro, …
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